martes, 28 de junio de 2011

El después del suceso.

La Condena:
Las condenas, cumplidas de diferente modo. 

El 12 de marzo de 1985, la jueza Martha Lopardo condenó a Sergio a prisión perpetua y absolvió a Pablo, que quedó libre. Sin embargo, la falta de mérito para el menor de los hermanos duraría un poco más de un año: el 7 de abril de 1986, la Cámara de Apelaciones cambió la absolución por perpetua y pidió su captura.Lo agarraron recién el 14 de mayo de 1994 en Bolivia. Su nuevo nombre era Jorge Velásquez, un comerciante argentino radicado en Santa Cruz de la Sierra. Se había casado y, aunque en ese momento estaba separado, tenía una hija. La pista para su detención llegó porque había emitido un cheque sin fondos y estaba preso. Apenas lo liberaron, Interpol lo detuvo: volvía a ser Pablo Schoklender.Pablo todavía sigue en la cárcel, cumpliendo su condena. Sergio, en cambio, después de pasar 14 años preso salió en libertad condicional el 28 de noviembre de 1995: lo benefició la aplicación de una ley que computa como dobles los años en que estuvo detenido y sin condena.En la cárcel, Sergio estudió Derecho y Psicología; sus títulos de abogado y psicólogo son hoy dos de sus orgullos.Ya en libertad, tomó contacto con Madres de Plaza de Mayo -se convirtió en apoderado de la organización- y se dedicó a reivindicar los derechos humanos en las cárceles. 
Vivió un par de hechos que lo devolvieron a las primeras planas de los diarios de todo el país, cuando fue detenido por circular en un Peugeot 306 trucho, pero el juez federal Jorge Urso dispuso la libertad por falta de meritos. 
Escribió el libro “Infierno y resurrección” en el que hace alusión a la dura realidad que enfrentan quienes cumplen condenas en las cárceles argentinas. En el ejercicio de la profesión de abogado, intervino en varias causas importantes. 
Irónicamente le tocó defender a otros dos hermanos parricidas. El jueves 26 de marzo de 1998, Ramón Antonio Da Bouza, gerente de Análisis Financiero de Nuevos Proyectos de Techint recibió dos balazos en la cabeza y múltiples traumatismos, en su casa en el barrio de San Telmo. Dos días después, los dos principales implicados eran Emanuel y Santiago da Bouza, los hijos de Ramón da Bouza. 
Sergio Schoklender terminaría como abogado de ambos pero no podría evitar que, el 22 de diciembre de 2000, Santiago y Emanuel fueran condenados a prisión perpetua por el asesinato de su padre. 
Así, Sergio y Pablo Schoclender y Emanuel y Santiago da Bouza se convertirían en los parricidas mas famosos de la historia criminalística argentina. 

A pesar de la confesión inicial de culpabilidad, el llamado “caso Schoklender” nunca se aclaró totalmente. El propio Sergio proclamó su inocencia y denunció -desde la cárcel y a través de su libro “Esta es mi verdad”- que el crimen de sus padres había sido un “ajuste de cuentas” por negocios poco claros.Pero se niega a hablar del crimen por el que lo condenaron. 

Hoy cada uno tiene su vida y un pacto de silencio respecto de lo que pasó esa madrugada. La hermana de ambos, Ana Valeria, habría cambiado su identidad, abreviando su apellido y sería la heredera de los bienes en una sucesión que se habría tramitado en Uruguay. 
Hoy libres, los hermanos Schoklender se niegan a hablar de esa pesadilla 

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Alvarez Vaquera Ramiro.
Tomas Martinez García.